jueves, 22 de noviembre de 2012

DINÁMICAS SOCIALES

Dinámicas de estructuración
en las sociedades modernas
Josetxo Beriain

Universidad Pública de Navarra. Departamento de Sociologia.
Campus de Arrosadia, s/n. 31006 Pamplona. Spain
4. La dinámica de la temporalidad histórica
Distinguiendo entre tiempo imaginari0 y tiempo identitario voy a explicar la
dinámica de autoproducción de la sociedad y me voy a detener en el análisis de
la contextura temporal, específicamente, moderna.
174. M. FOUCAULTO,P .c it., 85.
175. F. KAFKA<, Enl a colonia penitenciaria)e n Obra Complptas, Barcelona, 1983, vol. 2,707-35;
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1978,409-37.
Dinamicas de estructuración en las sociedades modernas Paoers 50. 1996 63
4. 1. La autoproducción de lo sociaGhistórico
Habitualmente hemos considerado que 10 social es un eje de simultaneidades,
de coexistencias con un ahora determinado, y que 10 histórico es un eje de sucesiones
con un antesldespués determinado o determinable, sin embargo, alo
social es [...I autoalteración, y no es otra cosa fuera de eso. Lo social se da como
historia y s610 como historia puede darse; 10 social se da como temporalidad,
y [...I se instituye implícitamente como cualidad singular de temporalidad, y
[...I 10 histórico es eso mismo autoalteración de ese modo especifico de "coexistencia"
que es 10 social y no es nada de eso. Lo histórico se da como social y
s610 como social puede darse. Lo histórico es la emergencia de la institución
y la emergencia de otra instituci~n))'L~a~ s.o ciedad no es s610 reproducción y
adaptación, es además cccreación, producción de si mi~man'~La~ s.o ciedad se
reconoce como haciéndose a sí misma, como institución de si misma, como
autoinstitución, como autopoiesis social. Tiene la capacidad de definirse y de
transformar, mediante su obra de conocimiento y de reflexividad, sus relaciones
con el entorno constituyéndolo. Entre una situación y unas conducta sociales
se interpone laformación de sentido, un ((sistema de orientación de las conductas)),
fruto de su capacidad de creación simbólica. Aquí es donde opera el
Imaginario Social como núcleo de creatividad sociocultural en el que se inscriben
significaciones sociales como el mito, la religión, el progreso, etc. La unidad
y diversidad de todas las formas de la vida colectiva es una manifestación de la
capacidad de autoproducción y de autotransformación de cclo social-histórico)),
de la trascendencia de su inmanencia creativa'78. A esto es a 10 que Touraine
llama histori~idad'~L~a .e volución social no es continua, ni lineal, ni reducible
a una tendencia general, a la complejidad, a la diferenciación y a la flexibilidad
crecientes. Hay que distinguir, por el contrario, diversos sistemas de acción histórica
(temporalidades sociales) en función de 10s modelos culturales predominantes
y del sistema de producción y acumulación económica. El orden social
no tiene ningdn garante metasocial, religioso (Dios), político (el Estado), o económico
(la ccmano invisible)) del mercado) o histórico-evolutivo (el progreso), sino
que es el producto de relaciones sociosimbólicas, en el sentido de encuentros,
mediaciones y mediatizaciones, a través de las cuales se produce la sociedad
como instit~ción'~N~o. e xiste un Imaginario Social exterior a la sociedad, que
pudiera intervenir edesde fueras en la sociedad, esta es el imaginari0 radical
mismo, ya que adonde no habia nada, devino el nosotron)18', la ccrelación-noso-
176. C. CASTORIADLaI Sin, stitución.. ., Barcelona, 1989, vol. 2, 87.
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180. A. TOURAINLEa ,P roduction de la Societe, Paris, 1973, 8; C. CASTORIADDoISm,a ines de
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181. C. CASTORIADLeI SC,a rrefour du Labyrinthe (I), Paris, 1978,64.
64 Papers 50, 1996 Josetxo Beriain
trosn, la identidad colectiva, que no es creación de algo, sino creación de lu otro,
de lo nueuo, que en sí mismo remite a algo de 10 que 10 otro se diferencia y esto
en cuanto tal es el presupuesto de la creación social182.
El tiempo instituido como identitario es el tiempo como tiempo de referencia
o tiempo referencia, es el tiempo relativo a la medida, que lleva consigo su
segmentación en partes ccidtnticas)) o cccongruentesa de modo ideal, es el tiempo
calendario con sus divisiones ccnuméricass, en su mayor parte apoyadas en
10s fenómenos periódicos del estrato natural (dia, mes lunar, estaciones, aiíos)
luego refinados en función de una elaboración lógico-científica, pero siempre
en referencia a fenómenos e~~acialesE'~sta~ d. imensión temporal identitaria
comporta: un doble horizonte articulado en torno al esquematismo antesldespués,
irreversibilidad, escasez de tiempo, movimiento y medida del tiempola4.
El tiempo instituido como imaginario es el tiempo de la sign$caci6n, el tiempo
significante, el tiempo cualitativ~i~nd~e~te,r minado, recurrente, revocable
que alberga el sentido de las causas y consecuencias no-intencionales de la
acción racional, 10 que el tiempo ccincuban o ccprepara,), aquell0 de 10 que ccestá
preiíadon: tiempo de exilio para 10s judios de la Diáspora, tiempo de la prueba
y la esperanza para 10s cristianos, tiempo de ccprogresoD e ccincertidumbre)) para
10s occientales de hoy. El tiempo identitario mantiene con el tiempo imaginario
una relación de inherencia reciproca o de implicación circular que existe
siempre entre las dos dimensiones de toda institución social: la dimensión conjuntista-
identitaria y la dimensión de la ~i~nificacióEnl. tiempo identitario
s610 es tiempo porque se refiere al tiem !o imaginario que le confiere su signi- ficación de cctiempon, que le estructura1 6, como cctiempo)), y el tiempo imaginario
seria indefinible, ilocalizable, inaprensible, no seria nada, al margen del
tiempo identitario. Las articulaciones del tiempo imaginario duplican o engro-
San las referencias numtricas del tiempo calendario. ccLo que ocurre no es mero
acontecimiento repetido, sino manifestación esencial del orden del mundo,
tal como es instituido por la sociedad en cuestión, de las fuerzas que 10 animan,
de 10s momentos privilegiados de la actividad social, ya sean en relación
con el trabajo, 10s ritos, las fiestas o la política. Este es el caso [...I en 10 concerniente
a 10s momentos cardinales del ciclo diario (amanecer, crepúsculo,
mediodia, media noche) a las estaciones y a meriudo incluso a 10s aiíos [.I Es
superflu0 recordar que para ninguna sociedad, antes de la tpoca contemporá-
182. B. WALDENFELaDSe, r Primat der Einbildungskraftn en Die Institution des Imaginaren, A.
PECHRIGGKL,. REITER(e ds.), Viena, 1991, 64-5.
183. C. CASTORIADLISa , institucidn.. ., Barcelona, 1989, vol. 2, 78.
184. N. LUHMANNS,o ziale Systeme, FrankfurtlM, 1984,253-4.
185. C. CASTORIADoISp,. cit., 80; H. Corbin, mit6logo franc& perteneciente a la escuela de
Eranos ha puesto de manifiesto de forma destacada la emergencia de este tiempo cualitatiuo,
H. CORBINa,T he Tirne of Eranosn en J. Campbell, (ed.), Man and Eme. Pappers
jiom the Eranos Yearbook, Princeton, NJ, 1957, vol. 3, XIII-XX; ver también G. DURAND,
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186. R. KOSSELLEC(VKo, rstellung,E reignis und Strukturw en VergangeneZukunt, FrankfurtlM,
1979, 144-58.
Dinámicas de estrucruracibn en las sociedades modernas Paoers 50. 1996 65
nea, el comienzo de la primavera o el comienzo del verano no han sido nunca
meros hitos en el desarrollo del aiio, ni siquiera sefiales funcionales para el
comienzo de tal o cual actividad ('productiva", sino que ha estado siempre entretejido
con un complejo de signijhaciones míticas y religiosa e incluso es superf
l u ~re cordar que la propia sociedad contemporánea no ha llegado aún a vivir
el tiempo como pur0 tiempo de calendario)~18'. El tiempo imaginario es el
tiempo donde se colocan 10s límites del tiempo y 10s periodos del tiempo. Tanto
la idea de un origen y de un fin del tiempo, como la idea de la ausencia de tal
origen y de tal fin no tienen ningún contenido, ni ningún sentido natural,
lógico, cientifico, ni tampoc0 fdosófico. Este tiempo ccenn el cual la sociedad vive,
o bien debe estar suspendido entre un comienzo o un fin, o bien debe ser ccinfinito)).
Tanto en un caso como en el otro, la posición es necesaria y puramente
imaginaria, desprovista de todo apoyo natural o lógico. La periodización del
tiempo es parte del magma de significaciones imaginarias de la sociedad en
cuestión: Asi las eras cristiana y musulmuna, ccedadess (de oro, de plata, de
bronce), eones, grandes ciclos mayas, etc. Esta periodización es esencial en la
institución imaginaria del mundo. Asi, para 10s cristianos hay diferencia cualitativa
absoluta entre el tiempo del Antiguo Testamento y el del Nuevo, la
Encarnación plantea una bipartición esencial de la historia del mundo entre
10s limites de la creación y de la Par~usia'~~.
Esto muestra que el tiempo instituido nunca puede ser reducido a su aspecto
puramente identitario, de calendari0 y mensurable. A modo de ejemplo
podemos tomar el cctiempo capitalista)), donde la institución explicita del tiempo
identitario es un flujo mensurable, homogéneo, totalmente aritmético; y
donde el tiempo imaginario es un tiempo ((infiniton, representado como tiempo
de progreso indefinido, de crecimiento ilimitado, de acumulación, de racionalización,
de conquista de la naturaleza, de aproximación cada vez mayor a
un saber exacto total, de realización de un fantasma de ~mnipotencia'~L~a .
creación social como institucionalización significa la incorporación social de la
fuerza imaginaria de creación dentro de la sociedad instituiah, por la acción de
la sociedad instituyente, que actúa como fermento, como forma sin forma, como
siempre ccmucho mis)) que la sociedad formadalgOA. si, en la sociedad instituida
el tiempo capitalista es tiempo de acumulación lineal universal, de digestión,
de asimilación, de la estatificación de 10 dinámico, de la supresión efectiva
de la alteridad, de la inmovilidad en el cambio perpetuo (cfr. E Benjamin, Das
Pasagen Werk), de la tradición de 10 nuevo, de la inversión del ccmás aún)) en el
187. C. CASTORIADoISp,. cit., 79.
188. C. CASTORIADoISp,. cit., 80.
189. C. CASTORIADoISp,. cit., 74; Dornainesde I'Hornrne, Paris, 1986, 142; M. HORKHEIMER,
Th. W. ADORNO, ((Concepto de Ilustraci6n,) en Dialéctica de la Ilustracidn, Madrid, 1994,
59-97; Max Weber también ha puesto de manifiesto esto en su comparación de las cosmovisiones
que pretenden un adominio racional del mundos y aquéllas que pretenden un
~vuelos obre el mundor, M. WEBER(,( Excurso.T eorias y direcciones del rechazo religioso
del mundo)), en Ensayos.. ., vol. 1, 437-66.
190. C. CASTORIADOISP, . cit., 331.
66 Papers 50, 1996 Joserxo Beriain
ccsigue siendo 10 mismo)), de la destrucción de la significación, de la impotencia
en el coraz6n del poder, de un poder que se vacia a medida que se extiende. En
la sociedad instituyente el tiempo capitalista es el tiempo de la ruptura incesante,
de las catástrofes recurrentes, de las revoluciones, de un desgarramiento
perpetuo de 10 que es ya dado de antemano, tal como 10 ha visto Marx en sus
análisis del capitalismo como tiempo social que conlleva la crisis'91. Estos dos
momentos simultáneos de la sociedad capitalista son indisociables y es en y por
su ccvinculaciónn y su conflicto como el capitalismo es capitalismo.
En las sociedades tradicionales articuladas en torno a un imaginario social
central: mana, el karma, Dios, el tiempo se manifiesta como un eterno retorno
de 10 mismo, como un ahora absoluto, asi se pone de manifiesto en el monismo
cosmol6gico de las sociedades primitiva y en el dualismo ontológico de las
religiones universalistas donde el ccotro mundo)), no contingente, perfecto, ccde
Diosu se opone a cceste mundon contingente, imperfecto, adel hombre)). El ccotro
mundo)) (metasocial) se sida en la cumbre de una jerarquia axiológica a cuya base
se sitúa el hombre como ccser arrojado al mundo)), como portador de un ccahb
doloroso, quizás inmerecido, pero en estrecha dependencia y subordinación del
ccotro mundo)). Por ejemplo, en la tradición griega el tiempo es el ccpresente
absoluto*, no está sujeto a la dominación de la eternidad, sino al destino, a la
moira, que significa ccparte)) o porción asignada: la que corresponde a 10s dioses
del cielo, del mar y de la brumosa oscuridad. La moira es espacial, no temporal,
de ámbitos coexistentes, no del pasado, el presente y el &turo'92, dentro
de la tradición judeocristiana, el tiempo arquetípic0 aparece descrit0 en el
Qohelet-Eclesiastés (1, 1-2, 8, 9): ccTodas las cosas cansan y nadie es capaz de
explicarlas. No se sacian 10s ojos de ver ni 10s oidos de oir. Lo que pasó, eso
pasará; 10 que sucedió, eso sucederá: nada hay nuevo bajo elsob), asimismo en
el Eclesiático (3, 10, 3, 14): ((Miro el trabajo que Dios da a 10s hombres. Todo
10 que hace conviene a su hora, pero pone a consideración de estos el concepto
de 10s tiempos, sin que sea posible para estos aprender 10 que Dios hace del
principio al fin [...I Yo sé que la conducta de dios es constante [...I Lo que es,
yafie, lo que será, ya en,. Todo sucede como si el tiempo del hacer social, esencialmente
irregular, accidentado, alterante, &era subsumido en el eterno retorno
de 10 mismo, en la eternidad. La racionalización de las cosmovisiones
comporta una destrascendentali~aciónd~e~l~ i maginario social haciéndose posible
de esta guisa la emergencia de una inter retación social de la realidad con respecto
a la d$rencia entre pasado y futu1-3~E~rt.a emergencia de la diferencia
191. C. CASTORIADISo, p. cit., 74-75; R. Kosselleck, ~EinigenF ragen an der Begriff von Krises
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193. J. BERIAINe,F ormas simb6licas religiosas y estructuración institucionals en Anthropos,
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194. N. LUHMANNa,T he Future cannot beginr en The Dfirentiation of Society, Nueva York,
Dinimicas de estructuraci6n en las sociedades modernas Papers 50, 1996 67
temporal permite hablar de historia, inicialmente de historia magistra ~itae'~~,
en el sentido que apunta Cicerón, para pasar posteriormente en la edad moderna
al afuturo abierto)), incierto, como exponente de una temporalidad inherente
a la propia sociedad que sucede a la tradicional Omniscientia Dei.
4.2. La contextura temporal moderna
Esta desidentificación con el tiempo sagrado y la emergencia de un tiempo
sociocentrado, articulado en torno a la diferencia antesldespués, configura el
umbral epocal de la modernidad. A diferencia del tiempo descrit0 en el Qohelet
y en el Eclesiástico, ccno somos mis 10 que éramos, y no seremos 10 que
sor no^))'^^. Esto denota un incremento de la diferencia entre el pasado y el
futuro. Desde fines del siglo XVIIIp, odemos afirmar, siguiendo a Reinhart
Kosselleck, que en la cultura occidental se constituye una nueva creencia generalizada
de la época19'. ((El presente se concibe como una transición hacia lo
nuevo y vive en la conciencia de la aceleración de 10s acontecimientos históricos
y en la esperanza de que el futuro será distintoa19*. La modernidad es la
época que vive para el futuro, que se abre a si misma a la novedad del futur
~ ' E~n e~l c.cn uevo modelo de mundo 10s procesos sociales tienen supropia
estructura temporal, así se expresa Herder: ((En la actualidad toda cosa cambiante
lleva consigo la medida de su propio tiempo [...I Existen en el universo
innumerables tiempos))200L. a diferenciación entre subsistemas y entorno
produce temporalidad, en el sentido en que la asincronización de 10s tiempos
internos de 10s subsistemas evita el que todo pueda suceder al mismo tiempo,
evitando así que todo cambio cambie todo. La apertura geográfica del globo
(el descubrimiento de ccnuevas)) zona geográfica) trajo a la luz una variedad de
ccniveles culturales)) coexistentes, que a través de procesos de comparación sin-
1982, 274 (traducción esphola de R. Ramos en Eempo y sociedad, Madrid, 1992). Con
gran odginalidad apunta Luhmann que la d$renciacidn entre sistemay entornoproduce temporalihdporque
excluye una correlación inmediata y punto por punto entre 10s eventos en
el sistema y 10s eventos en el entorno. Todo no puede suceder al mismo tiempo, así no todo
cambio cambia todo. El resultado de unas ciertas partes de un proceso del sistema se retrasa
siempre, y cuando finalmente ocurre, debe encontrar todavía su relación apropiada con el
entorno nacional, internacional, planetari0 o cósmico. Esta es la base de la diferencia sistemalentorno
(N. LUHMANNaW, orld Time and System History,) en op. cit., 292,299).
195. La expresión shistoria magistra uitao) fue acufiada por Cicerón siguiendo modelos helenísticos
y significa que en la historia se encuentra referencia para todo, eplena exemplorum
ist historia)) (CICEROND, e Divinatione, I: 50), ahistoria vero testis temporum, lux
veritatis, vita memoriae, magistra vitae, nuntia vetustatis, qua voce alia nisi oratoris inmortalitate
comendatur?))( CICEROND, e Oratore, 11, 9, 36 y 12, 51).
196. N. LUHMANNB,e obachtungen der Moderne, Opladen, 1992, 15.
197. R. KOSSELLECKKr,g angeneZukunft, FrankfurtlM, 1979,233 s.
198. J. HABERMAESs,c ritos políticos, Barcelona, 1988, 1 13.
199. J. HABERMASD, er Philosophiscbe Diskurs derModerne, FrankfÜrtIM, 1985, 15. Traducción
espafiola: El discursof;losd$co de la modernihá, Madrid, 1989.
200. J. G. HERDERM, etakritik zur Kritik der Reinen Vernun$, Berlín, 1995, 68.
68 Pavers 50. 1996 Iosetxo Beriain
crónica fueron ordenados dia~rónicamente~E~slta. s comparaciones promueven
la emergencia de una historia mundial, que ha sido crecientemente interpretada
en términos de ccprogreso)). ccEl profectus (perfeccionamiento teleológico)
espiritual he desplazado o disuelto por un progreso mundanes. El progreso es una
significación imaginaria202, que es apropiada de forma asimétrica por diferentes
colectivos a nivel planetario. Asi, la contemporaneidad de 10s no-contemporáneos
(ccatrasados)),c csubdesarrollados)),c cbárbarosn, ccsalvajes)),c cprimitivos)),c cpa% ; a noa) pa&c;Pa, aunque de una forma desigual, del nuevo mito del ccprogresov .
Dentro de esta nueva contextura espacio-temporal que define la significación
social imaginaria de progreso se configuran diferentes ritmos (más o menos acelerados)
de carnbio histórico-social, sustentados todos ellos en torno a constelaciones
de significado del tip0 metrópoli-colonia, capitalismo-desarrollo, socialismodependencia-
revoluci6n, que denotan 10s víncuios selectives existentes entre las
naciones estado occidentales y entre ellas y su entorno mundia1204.
Una caracteristica de la nueva conciencia de la época, que surge al final del
siglo ~IfueI que el tiempo propio fue experienciado, no sólo como comienzo
o como fin, sino como un periodo de transición. Dos determinantes temporales
específicos caracterizan la nueva experiencia de transición. La alteridad
expectante del futuro, y asociada a ella, la alteración en el ritmo de la experiencia
temporal, es decir, la aceleración por medio de la cual el propio tiempo
se distingue de aquél que ocurrió antes. La ccépocan y el ccperiodo)), el umbral
y la duración de la modernidad coinciden dentro de un horizonte de movimiento
que continuamente se excede a si mismo. En virtud de esta temporalizaci6n,
la anticipación providencial y la ejemplaridad de las historias antiguas
se desvanecen205. La dificuitad de aprender el propio tiempo crece, por la raz6n
de que el curso que tal tiempo hubiera seguido no pudo ser derivado de ninguna
experiencia previa. ((Elf uturo deviene un desafio, un puzzle))206E. sta
ccnovedad sin fins supone una desrutinización (Entveraltaglichung), una ruptura
de 10s horizontes de expectativa, una continua problematización de la acción
futura, no sirve ya la tipificación cultural que opera con arreglo al presupuesto
de que (casí es hecho eso, rrta nto, asi 10 hacemos nosotros)) (((Sow ird es
gemacht, so machen wir '. La función caracteristica, común a todas las
201. C. Lm-STRAUSS((,L ast res fuentes de la reflexión etnológica))e n J. R. LLOBER(Aed .), La
antropologia como ciencia, Barcelona, 1975; J . BESTARDJ., CONTRERABSá,r baros, saluajes,
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205. R. KOSSELLECKKrg, angene Zukunji, FrankfurtlM, 1979, 331.
206. R. KOSSELLECoKp., cit., 332.
207. Th. LUCKMANNTh, eorie des Sozialen Handzlns, Berlin, 1992, 146.
Dinámicas de estructuraci6n en las sociedades modernas Papers 50, 1996 69
instituciones de ccexoneración)) (Entla~tzlngd)~e ~la~s motivaciones subjetivas
y de las improvisaciones frente a determinada decisiones y rogramas de acción
pierde plausibilidad debido a la udes-instituci~nalización~a) l~a~ a,c ci6n innovadora
de la sociedad institzlyente sobre la sociedad instituida. Es preciso ahora
buscar nuevas soluciones ante nuevos problemas y además consensuarlas con
otros. El cambio histórico no encuentra unidad, ni punto de referencia en una
historia magistra vitae, que garantice la continuidad, o en un nivel superior sin
tiempo, sino más bien en un futuro infinito, en una apertura ilimitada de 10s
horizontes de expectativas. En la conciencia moderna el cambio deviene estado
norma1210. Para R. Kosselleck, la conciencia del tiempo de la modernidad
se manifiesta como una creciente diferencia entre el ccespacio de experiencia)) (el
pasado) y el ahorizonte de expectativasn (el futuro). aEn 10s tiempos modernos,
la diferencia entre la experiencia y las expectativas se ha expandido crecientemente,
mk precisamente, la modernidad ha sido entendida como "nueva
edad, desde que las expectativas han sido distanciada cada vez más de toda
experiencia previa*'ll. Para Cornelius Castoriadis (cel desarrollo histórico y
social consiste en salir de todo estado definido, en alcanzar un estado que no está
definido por nada, salvo por la capacidad de alcanzar nuevos estadios. La norma
es que no exista norma. El desarrollo histórico y social es un despliegue indejnido,
sin fim212. Para Giani Vattimo ccnuestro tiempo vive la época de la superación,
de la novedad que envejece y es substituida inmediatamente por una
novedad mb nueva, en un movimiento incesante que desalienta toda actividad
al mismo tiempo que la exige y la impone como forma de vidan213. Para
Jürgen Habermas, las experiencias tradicionales de las generaciones precedentes,
son entonces reemplazadas, por una clase de experiencia a5lprogres0, que presta
a nuestro horizonte de expectativas una ccnueva cualidad sujeta a ser
históricamente sobrecargada de concepciones ut~~icasN)i)k~la~s L~u.h mann
combina la idea de un afuturo abierto)) con la idea de un afüturo posible)) afirmando
que experimentamos nuestro futuro como una expansión de las posibilidades
de relación que, a través de la cctemporalización de la complejidad)),
es reducida en función de la ulimitación inmanenten, de la selección obliF ada de relaciones posibles dentro de 10s sistemas y entre éstos y su entorno21 . La
capacidad para relacionarse selectivamente se puede ampliar muchísimo cuando
un sistema es capaz de introducir también una distensión ordenada de la
208. A. GEHLENU, rmesch und Spatkultur, Wiesbaden, 1986,23.
209. A. GEHLENO,P . cit., 132-42.
210. B. GIESENs,T he Temporalization of Social Orders en H. HAFERKAMNP.J,. SMELSER,
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70 Papers 50, 1996 Josetxo Beriain
interrelación en la sucesión, o sea, un cambio delmodelo de relacionarse según
las exigencias externas e internas. La historia es un proceso en el cua1 son realizadas
selecciones dentro de un horizonte de posibilidades. Los hechos históricos
comportan selecciones. Podemos imaginarnos diferentes grados de apertura
y asi damos 10s nombres de c(futurizaci6n))a un incremento y sdesfuturizaciónn
al decremento eh la apertura de un presente futuro21G.
Las sociedades complejas construyen horizontes temporales más amplios,
abstractos y diferenciados que las sociedades mis simples. Están dentro de un
r<mundon cuya complejidad ha devenido más rica en posibilidades, desplegando
un mayor rango de selecciones en la experiencia y en la acción. ((La complejidad
de 10s horizontes temporales se incrementa en exacta proporción a la
complejidad de la sociedad~~l'P. ara Luhmann no existe evolución como un proceso
causal regular en el proceso de cambio social, sino que existen unas condiciones
y unas consecuencias de la diferenciación de mecanismos e~olutivo?~~.
Cuando estos mecanismos de variación -como el lenguaje, donde cada participante
puede decir no y desencadenar el conflicto-, de selección -regidos
por 10s códigos simbólicos de medios de comunicación como la propiedadldinero
(mbimo beneficio), el amor (amor apasionado), el poderlderecho ( la razón
de Estadolla justicia equitativa), la fe privada, la verdad (la investigación crcuriosa)))-
y de estabilización -regidos por la diferenciación sistemica que ante
situaciones específicas diferencia una variedad de roles diferentes, 10s cuales
son diferenciados en orden a obtener una cooperación complementaria desempefiando
distintas funciones- son agudamente diferenciados es más probable
el cambio estructural y cambia la sociedad mis rápidamente, pero al no funcionar
de forma automática estos mecanismos coordinadamente precisan de
nuevos dispositivos de coordinación. La continuidad o discontinuidad del
tiempo histórico-social radica en la diferencia entre el horizonte de posibilidades
y la realidad, es decir, en la contingenci~19e, n la negación de la necesidad
y de la imposibilidad, en el sentido de que 10 real puede ser de otra manera.
La contingencia caracteriza dos niveles de experiencia: la experiencia de 10 real
en el horizonte de otras posibilidades. Esta doble experiencia, evidente en la
modernidad tardía, se pone de manifiesto en que la conexión de 10 que radica
en el pasado y aquell0 que radica en el futuro deviene en principio contingent220L.
a conexión es, por tanto, selectiva entre la alternativa de continuidad
216. N. LUHMANNaT, he Future cannot begin)) en The Dzfferentiation of Society, Nueva York,
1982,279.
217. N. LUHMAXN{(, WorldT ime and System Histov) en The Dfirentiation ofSociety, Nueva
York, 1982,298.
218. N. LUHMANNaE, volution und Geschichtes en Soziologische Aufkkrung, Opladen, 1975,
vol. 2, 52-3. Al respecto rnuy interesante el trabajo de A. NAVASL,a teoria socioldgica de
Nikb Luhmann, Pamplona, 1990.
219. N. LUHMANNop,. cit., 155-6, 157-8; ((Kontigenza ls Eigenwert der moderner Geselschaftu
en Beobachtungen der Moderne, Opladen, 1992, 93-129; ((Transformation der Kontingenz
in Sozialsystem der Religions en Funktion der Religion, FrankfurtIM, 1977, 182-225.
220. N. LUHMANNT,h e Dzfferentiation ofsociety, Nueva York, 1982, 302.
Dinámicas de estructuraci6n en las sociedades modernas Papers 50, 199G 71
y discontinuidad. En este sentido Luhmann afirma que la idea directriz que
caracteriza al tiempo social de nuestras sociedades es la de una ccimprobabilidad
evolutiva))221L.a evolución acumula improbabilidades y conduce a resultados
que pudieran no haber sido producidos por planificación o diseiio, en muchos
casos del ((intento de empujar la sociedad en una determinada dirección resultará
que la sociedad avanza correctarnente, pero en la dirección contraria))222U. na
vez que se han puesto de manifiesto las improbabilidades son retenidas en la
forma de una complejidad altarnente estructurada. Esta complejidad implica
disposiciones altamente selectivas entre 10s elementos de un sistema social223.
Así, la sociedad moderna se puede definir como un dispositivo altarnente selectivo
de realizaciones inusuales.
En la modernidad el tiempo profano, secularizado del reloj máquina (digital
o analbgicamente) establece una temporalidad identitaria social generalizada,
un tiempo mundial unificado abstractamente que determina en gran
parte las vidas de las personas como portadores de actividades funcionales:
producción, organización, diversión, etc. &te no es un tiempo cualitativo,
sino mis bien un tiempo ccvacío)l, ccconvexon frente a la ccc~ncavidadxd~el~ ~
tiempo arquetípic0 imaginario, sin un antes y un despuds, es el tiempo de la
ccnovedad mis nueva)) técnico-científica. Es el tiempo de la júnción, no es un
tiempo del sentido, es un tiempo del cccórno)), pero no es un tiempo del ((por
que% y del ((para qub. Es un tiempo que se desacopla crecientemente del ((notiernpon
del imaginario, es un tiempo de la ccluz)), del ccLogos~ en oposición al
tiempo imaginario de las ccsombrasn, del ((abismo))d, el cccaos)). Es un tiempo
que no proporciona ccsutura simbólicao a las ccfisuras-heridas)) reales del mundo
de la vida al separar casi infinitamente el futuro del pasado.
4.3. Critica de un concepto histórico equivocado: la secukzrización
El contexto de las modernas filosofias de la historia -Voltaire, Turgot,
Condorcet, Hegel, Mam, Prodhon y Comte- sirve a Karl Lii~itpha~ra ~co~ns -
truir la idea de ccsecularizaciónn. Todas estas filosofias del progreso son versiones
del paraíso biblico y del advenimiento del Mesías. Lowith considera estas filosofías
de la historia como una ccsecularizaci6nu del modelo establecido por las
religiones judía y cristiana, de su fe en una realización de la historia mundial a
travds de acontecimientos afinalistas)) (el advenimiento del Mesias, el último
221. N. LUHMANN~,T hDe irection of Evolutions en H. HAFERKAMNP., J. SMELSER(e,d s.),
Social Change and Modernity, Berkeley, 1992, 287.
222. A.O. HIRSCHMANTNh, e Rethoric of Reaction, Cambridge, Mass, 1991, 11.
223. N. LUHIMANSNo,z iale Systeme, FrankfurtIM, 1984,45 s.
224. Veáse J. DE OTEI~AQ, uowque tandem.. .! , Pamplona (quinta edición a 10s treinta años de
su publicación original, 1960), para el que la concavidad es un espacio de ííenado, de recogimiento,
de pliegue, mientras la convexidad supone la apertura, el despliegue, el deslizamiento,
el depassement.
225. La crítica de Lowith está recogida en Meaning in History, Chicago, 1949; ver también
G. MARRAMAo, Poder y secularizacidn, Barcelona, 1992.
72 Papers 50, 1996 Josetxo Beriain
Juicio, etc.), una fe cuya esencia describe como ccesperanza)), ccvivir por la esperama)),
o simplemente ccfuturismon. Sin embargo, la filosofia y la religión antiguas
se basaban en una ((reverencia al pasado y al siempre presentea que han
sido incorporados en el modelo ciclico de la realidad ejemplificado por la vida
orgánica y las revoluciones de 10s siglos. Fue el judaismo y sobretodo el cristianismo
quienes rompieron la regla del modelo helenistico y romano.
Hans Blumenberg publica en 1966 su Die Legitimitat der ~euezei8d~o~nd,e
critica la teoria de que la idea del progreso es el resultado de una secularización
de la escatologia cristiana. 1. Afirma que el afuturon que la moderna idea
de progreso anticipa es concebida como el producto de un proceso inmanente
de desarrollo más que como una intervención trascendente comparable al
advenimiento del Mesías, el fin del mundo, el último juicio, etc. La inflexión
de Blumenberg radica en que subraya que el elemento común no fue únicamente
la ccesperanzan, sino una implicación entre la ccesperanza)) (Hofiun& y
el ccmiedo angustia)) (Angst), como expectativas del progreso intramundano
frente al profetus teológico. 2. Blumenberg afirma que la idea de progreso procede
de dos experiencias formativas primarias temprano-modernas. Por la superación
del estatus fijo, autorizado de la ciencia aristotélica por la idea de un
progreso científic0 cooperativo de largo alcance y por la superación (en 10s
ámbitos de la literatura y el arte) que considera a la literatura y al arte antiguos
como modelos permanentemente válidos en favor de la idea de que el arte
incorpora el espíritu creativo de cada época, capaz de alcanzar igual autenticidad
que las creaciones de 10s antiguos. En la parte I1 de la Legitimidad de la
edad moderna, intitulada c(Abso1utismo teológico y autoafirmación humana)),
se pone de manifiesto el importante rol del cristianismo en la emergencia de la
posibilidad de ccautoafirmación humana,, de la que el progreso constituye un
modo de implementación.
Dado el absolut0 e ilimitado poder de Dios para crear (o destruir) 10 que
fi1 quiera, con o sin razón (ya que la última razón es uQuia voluitn), el mundo
actual finito deviene totalmente contingente. Ante esta situación, uno puede ,
persistir alimentando las esperanzas de salvación en el ccotro)) mundo, esta era
la solución medieval oficial, que se conseguía a traves de la ccgracia)) y la predestinación,
o bien uno puede intentar alternativamente (experimentalmente,
hipotéticamente), construir aquello que pudiera ser posible en este mundo
contingente, en la forma de una cierta seguridad y autorealización, ccincluso si
no existe Diosn. Para Blumenberg la idea de un progreso inevitable -tanto
trascendente como intramundano- debe ser substituida por la de un ((progresoposible)
que en la edad moderna aparece como ala reocupación de las posiciones
(de respuesta) que se han convertido en vacantes y cuyas preguntas
correspondientes pudieran no ser eliminada~a~~C'o. ntenidos totalmente heterogéneos
pueden tomar la finción idéntica de tener que reocupar posiciones
226. Me sirvo de la traducción inglesa ( The Legitimary ofModern Age, Cambridge, Mass, 1985)
de la última edición alemana de Legitimitat der Neuezeit, FrankfurtIM, 1979.
227. H. BLUMENBERG,o p. cit., 65. Cursivas del autor.
Dinimicas de estructuraci6n en las sociedades modernas Papers 50, 1996 73
vacías en el sistema de interpretación del mundo por el hombre y de si mismo,
es decir, las respuestas pueden cambiar, pero las preguntas persisten, es un ricorso
en 10s tkrminos de D. Bell. Aquí radica la ambivalencia del hombre, entre su
grandeza (capaz de progreso) y su miseria (incapaz de substituir la infinitud
de Dios) frente a la contingencia del mundo. Quizás se vea mejor esta postura
a través de varios ejemplos que tomo del propio Blumenberg:
1. En la parte 11, capitulo 2, se afirma que (cel mundo tiene una cualidad particular
para el hombrea -específicamente una cualidad de ccponerle en
peligro))-, la cual ccprescribe su modo básico de conducta)) como ccautopreserva~
iónnq~u~e~ r,e ocupa la posición de la idea de providencia divina
que determinaba la cccualidad* del mundo para el hombre y asi el modo
básico de conducta del hombre. La ccvoluntad de poder)) nietscheana y la
concepción del mundo copernicana no son sino diferentes hitos de ese proceso
de autopreservación del ser humano frente al ccabsolutismo de la realidadv,
aún en la forma de mundo contingente.
2. La forma mecanicista temprano-moderna de explicación de la naturaleza,
con su ccmateria)) absoluta, reocupa la posición de la forma de explicación
nominalista tardomedieval con su ccvoluntadn absoluta divina229E. sto establece
el substrat0 material del mundo como algo sin significado en si mismo
(M. Weber), y consecuentemente como una potencialidad abierta a la disposición
racional humana. La idea de que la realidad puede ser atrapada
matemáticamente (res extensa)230p ara el propósito de la autopreservación,
articula una actitud de dominio y control del mundo.
3. Blumenberg apunta que con el ccprogreso)), el proceso y el estadio final proyectados
por Mam difieren de 10s procesos religiosos en que su realización
se supone que sed el resultado de un proceso humano inmanente más que una
intervención trascendente. El ideal del comunismo, tal como aparece expuesto
en El manzj?esto comunista, supone la recuperación de la posición de la
ccvisión beatifico-salvífica)) de la teologia cristiana, como una concepción
de la realidad que no puede ser decepcionada por la experiencia cristiana231.
Este finalismo histórico intramundano coincide con otros finalismos232,
igualmente apocalípticos, que no ofrecen ningún argumento para
su posible falsación.
4. Como otro ejemplo de ccreocupaciónn cabe citar que todos 10s conceptos
significativos de la doctrina moderna del Estado son conceptos teológicos
228. Blumenberg entiende por autopreservación no ala presemación biológica desnuda y la preservaci6n
económica del organismo humano por medios naturalmente disponibles para
ello. Significa un programa existencial, según el cua1 situa el hombre su existencia en una
situación histórica y se indica a sí mismo cómo va a conducirse con su realidad circundante
y qui uso hará de las posibilidades que se le han abierton (op. cit., 143).
229. H. BLUMENBEROGP,. c it., 151.
230. S. TOULMINC,o smopolis. The Hidden Agendz ofModernity, Chicago, 1990, 11 1.
231. H. BLUMENBERoGp., cit., 56-7.
232. F. FUKUYAMAE,l jin de la historia y otros escritos, Barcelona, 1992.
74 Papers 50, 1996 Josetxo Beriain
seculari~adosL~a~ d~o.c trina moderna del Estado, articulada en torno a
conceptos como soberania, raison d'gtat, voluntad, decisión, amigolenemigo,
etc., contrasta con el modern0 racionalismo que intenta una comprensión
de la política en términos de contrato, consentimiento, libertad,
ley, derechos. Estos últimos conceptos son consistentes con la ccautoaserción))
y el individualismo que conlleva, mientras que aquéllos que explican
la misma noción de Estado sugieren la posibilidad de que el Estado
predomine sobre 10s intereses individuales.
Siguiendo nuestro motivo originari0 de explorar las diversas dinámicas de
estructuración de las sociedades vamos a dar un paso mis y a considerar la
sociedad, de forma analítica, abstracta, en dos niveles, por una parte, como (cel
sistema)) -politico, económico, cultural, etc.- y, por otra parte, como (cel
mundo de la vida)), poniendo atención a desvelar 10s vinculos selectivos que
se establecen entre ambos niveles. La otra gramática sociológica de análisis es
la propuesta en torno a las categorias de ((sistema)y) ccentornoa. Todo analista
social reconocerá la extrema diferenciación social existente en las sociedades
modernas avanzadas. Bstas aparecen divididas en una multiplicidad de subsistemas
interdependientes, pero sin unas 1Ógicas de coordinación entre ellos.
5. SistemaIMundo de la vida:
integración sistdmica versus integración social
La teoria social moderna distingue entre ccintegración social)) e ccintegración
sistémi~asL~a~ a~in.t egración sistémican alude al entrelazamiento fincionalde
consecuencias no intencionales de agregados de acción que estabiliza plexos de
acción operantes como estructuras transindividuales, más allá de la voluntad y
de la conciencia de 10s actores individuales, que hacen posible la coordinación
de la acción de grandes grupos sociales. Como ejemplo de estas estructuras
citamos el sistema monetari0 y el aparato juridico. Tales estructuras actúan
como diferentes esferas de la vida social fincionalmente interdependientes unas
de otras sin que esto sea deseado o conocido por alguien. Con la noción de la
ccmano invisible)) de Adam Smith, con el concepto de ccsistema de necesidades))
de Hegel, con la noción de ccdivisión orgánica del trabajo)) de Durkheim,
o con la noción de ccmedios generalizados de comunicación simbólica)) de
Parsons y Luhmann, la teoria sociológica moderna ha enfatizado este aspecto
233. Como ha puesto de manifiesto C. SCHMITTP,o litical Theology, Cambridge, Mass, 1985
(original aiernan de 1922). Ver parte I, capitulo 8 de Die Legitimitat der Neuezeit.
234. D. LOCKWOODn,S ocial Integration and Systern Integrations en G. K. ZOLLOCHAN,
W. HIRSCH(,e ds.), Explorations in Social Change, Londres, 1964,244-57; N. MOUZELIS,
esociai and System Integrationr en ZOLLOCHAyN H IRSCHo,p . cit., 345-409; A. GIDDENS,
The Constitution ofSociety, Berkeley, 1984,25-28; C. OFFE, Contradictions ofthe Welfare
State, Cambridge, Mass, 1984; J. HABERMALSo, sproblemas de legitimacidn en el capitalismo
tardlo, Buenos Aires, 1975; Teoria de la accidn comunicativa, Madrid, 1987, vol. 2.
Dinámicas de estructuraci6n en las sociedades modernas Papers 50, 1996 75
de las sociedades modernas. En contraposición, la ccintegración socialn se refiere
a la coordinación de las acciones sociales a traves de la armonización de las
orientaciones de acción. Los individuos orientan sus acciones reciprocamente
porque comprenden y aceptan 10s significados, las reglas sociales y 10s valores
en cuestión. La ccintegración social)) precisa ser analizada desde la perspectiva
del actor participante en un contexto de copresencia de acción, no sirve el rol
de observador de una tercera persona, en un contexto de interacción (ca distancia)),
((desde fuerar, a la manera que describen Parsons y Luhmann cuando
la interacción es ((mediada))p or códiS o s simbólicos de comunicación genera- lizada, como el dinero y el poder23 . Este tip0 de integración configura un
umbral que se manifiesta como la alteridad del sistema, como un apriori cultural,
moral y psicológico que no se rige por 10s patrones de una racionalidad
instrumental. Vamos a encontrar pruebas más coherentes que confirmen la
coherencia de este enfoque de análisis. Para ejemplificar esta perspectiva analítica
dual podemos hacerlo a través del seguimiento de varias texturas sociológicas
en las que ya comparecen las dos dimensiones del análisis sociológico
mencionadas. Emile Durkheim en La división social del trabajo deslinda entre
el plano de la diferenciación funcional de esferas sociales, proceso realizado a
través de la división ccorgánica* del trabajo, y el plano de la integración sociocultural
posibilitada por la existencia de una conciencia colectiva común, de
una moralidad común o de unas representaciones colectivas comunes23G.
Karl Marx en su comentari0 sobre ala jornada de trabajo)), en el capitulo VI11
de El capitall volumen 1, describe las ccdos voces narrativasn que intervienen en
el proceso. Asi afirma: (cel capital no tiene más que un instinto vital: el instinto
de acrecentarse, de crear plusvalia [...I El capitalismo se acoge, pues, a la ley de
intercambio de mercancias. Su afán es el sacar el máximo provecho del valor
de uso de su mer~ancia))~E~s't.e pasaje explica la racionalidad de la acción
capitalista desde la perspectiva sistémica del capital como riqueza siempre en
incremento. Pero existe otro lado del enfoque cuando la voz narrativa no es la
del analista social (el observador) o la del capital, sino la del participante: ((De
pronto se alza la voz del obrero, que habia enmudecido en medio del tráfago
del proceso de producción [...I La mercancia que te he vendido, dice esta voz,
se distingue de la chusma de las otras mercancias en que su uso crea valor, mis
valor del que costó. Por eso, y no por otra cosa, he por 10 que tu la compraste.
Lo que para ti es explotación de un capital, es para mi estrujamiento de energia.
Para ti y para mi no rige en el mercado más ley que la del intercambio de mercancias.
Y el consumo de la mercancia no pertenece al vendedor que se desprende
de ella, sino al comprador que la adquiere. El uso de mi füerza de trabajo
diaria te pertenece, por tanto, a ti. Pero, hay algo mis, y es que el proceso de
235. N. LUHWN, ((Einfiihrende Bemerkungen zu einer Theorie der symbolisch generalisierter
Kommunikationsmedien,, en Soziologische Aufkhmng, Opladen, 1975, vol. 2, 170-93.
236. E. DURKHEIMLa,s fDrmas elementales de la ui& religiosa, Madrid, 1982, Introducción y
Conclusiones.
237. K. MARX, Elcapital, México, 1976, vol. 1, 179.
76 Papers 50, 1996 Josetxo Beriain
venta abonado por ella tiene que permitirme a mi reproducirla diariamente,
para poder venderla de nuevo. Prescindiendo del desgaste natural que lleva consigo
la vejez, etc., yo, obrero, tengo que levantarme mafiana en condiciones de
poder trabajar en el mismo estado normal de fuerza, salud y diligencia que hoy
[...I Alargando desmedidamente la jornada de trabajo puedes arrancarme en un
sólo dia una cantidad superior de energia a la que yo alcanzo a reponer en tres.
Por este camino, 10 que tu ganas en trabajo 10 pierdo yo en substancia energética.
Una cosa es usar mi fuerza de trabajo y otra desfalca~h)E~n~ e~st.e último
párrafo Marx trae a colación las ((crisis vividas)) a través de las transformaciones
en el trabajo y en la forma de vida: La emergencia de 10s sentimientos de explotación,
la injusticia, el resentimiento, la enfermedad, la alienación. En este pasaje
se manifiesta la dominación de 10s trabajadores y la expresión de su sufrimiento.
En el primer fragmento entrecomillado se observa el despliegue de la lógica
operativa del medio dinero y su relación sdiabólica)) con su creador, el hombre.
En el segundo fragmento se pone de manifiesto la ccinteracción a distancia))
entre 10s dos sujetos indispensables del sistema económico, empresari0 capitalista
y trabajador, vinculados por una relación de dominación/subordinación
debido al diferencial de poder que existe entre ambos. Para profundizar en la
comprensión de la creciente ccindependización de 10 social-sistémicon
(Ver~elbstandipnen~ r~e~la~ci ón con sus creadores nos sirve este fragmento de
10s Grundrisse: aSu propio intercambio (como mercancias) y su propia producción
confronta a 10s individuos como una relación objetiva que es independiente
de ellos. En el caso del mundo del mercado, la conexión del individuo con
todos, pero al mismo tiempo también la independencia de esta conexión en relación
con el individuo, se han desarrollado hasta tal punto que la formación del
mundo del mercado, ya al mismo tiempo contiene las condiciones para ir más
allá de ella misma~~~EOn e.l célebre fragmento sobre aEl fetichismo de la mercancia
y su secreto,), en el primer volumen de El capital es donde qui& aparece
con más claridad la idea de la Verselbstandipng. aEl carácter misterioso de la
forma mercancia estriba,.por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante
10s hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter
material de 10s propios productos de su trabajo, un don natural social de estos
objetos y como si, por tanto, la relación social que media entre 10s productores
y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación establecida entre 10s
objetos mismos, al margen de susprod~ctoren,~~~.
238. K. W, op. cit., 179.
239. Para profundizar en el análisis de esta idea se puede consultar: B. PETERS, sDie ,
Verselbsr;indigung des Sozialens en Die Integration der Moderner Geselíchafen, FrankfUrtlM, '? .
1993,229-366; B. GIESEND, ie Entdinglichungdes Sozialen, FrankfurtIM, 1991, 142; B.
ROSEWITZU, we SCHIMANKav, erselbstandigung politische Steuerbarkeit geselschaftlicher
Teilsystemen en R. MAYNTZy otros (eds.), Dtfferenzierug und I/erselbstandigung,
FrankfurtlM, 1988,295-329.
240. K. MAM, Grundrisse (citado en C. CALHOUN~, ThIen frastructure of Modernity* en
HAFERKAMy PS MELSERB,e rkeley, 1992, 227. e e.
241. K. MM, El capital, México, 1976,37-38.
Dinimicas de estructuraci6n en las sociedades rnodernas Papers 50, 1996 77
Max Weber aparece como teórico de la burocracia en Economia y sociedddy
como critico de 10s procesos de burocratización en 10s Escritospolíticos, reflejando
10s dos niveles de análisis apuntados arriba. Desde el lado sistémico, la organización
burocrática moderna es superior a cualquier otra forma de organización.
Weber usa la metáfora de la máquina contemplada ahora de forma positiva:
((Un mecanisrno burocrático perfectamente desarrollado actúa con relación a
las demás organizaciones de la misma forma que una máquina con relación a
10s mttodos no mecánicos de fabricación. La precisión, la rapidez, la univocidad,
la oficialidad, la continuidad, la discreción, la uniformidad, la rigurosa
subordinación, el ahorro de fricciones y de costes objetivos y personales son
infinitamente mayores en una administración severamente burocrática, servida
por funcionarios especializados, que en todas las demás organizaciones de
tip0 colegial honorifico o auxiliar. Desde el momento en que se trata de tareas
complicadas, el trabajo burocdtico pagado es no s610 más preciso, sino con
frecuencia inclusive mis barato que el trabajo honorifico formalmente exento
de remuneración~E~n~tr~e. l a burocracia que analiza Weber y la que ejerció
y padeció Franz Kafka existe una gran afinidad electiva243. En Elproceso se
encuentra la figura que representa más claramente el prototipo del funcionario
weberiano, concretamente en el guardian de la parábola ccAnte la Ley), en
el capitulo X, en la conversación de Joseph K. con el sacerdote -capellán de
prisiones y miembro, por tanto, del tribunal- éste le cuenta la siguiente parábola:
Ante la ley hay un guardián. A este guardián se acerca un hombre del campo y le
pide que le permita entrar en la ley. Pero el guardián le dice que ahora no puede permitirle
la entrada. El hombre reflexiona y luego pregunta si podrá entrar mk tarde.
((Es posible)), dice el guardián, apero, no ahora)). Como la puerta de la ley está
abierta como siempre y el guardián se echa a un lado, el hombre se agacha para
ver el interior a travks de la puerta. Al notar10 el guardián se rie y dice: ((Si tanto te
atrae, anda, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero ten en cuenta una cosa:
Soy poderoso. Y s610 soy el mis bajo de 10s guardianes, y cada uno de ellos es más
poderoso que el anterior. Ni yo mismo puedo soportar la visión del tercer0 de
ellos)).
Transcurre el tiempo ante 10s intentos vanos de franques la puerta por parte
del campesino, incluso recurriendo a sobornos. Viendo el pardián que el campesino
no es ya ni sombra de 10 que era con el transcurs0 de 10s afios, le pregunta:
ccjQué mis quieres saber? [...I Eres insaciable)). ((Todo el mundo se
esfuerza por llegar a la leyn, dice el hombre, ccjcómo es posible entonces que,
durante tantos años nadie haya pedido la entrada más que yo?)). El pardián
se da cuenta que el hombre está cerca de su fin, y para que las palabras lleguen
242. M. WEBEERc,o nomia y sociechd México, 1978,730-31. La cursiva es mía.
243. Sigo aquí la excelente monografia de J. Ma GONZÁLEZG ARC~ALa, máquina burocrática.
Afinidades electiuas entre Webery Kafka, Madrid, 1989, 168 s.
78 Papers 50, 1996 Josetxo Beriain
a su oido, que se extingue, le grita con fuerza: ((Por aqui no podia tener acceso
nadie mis que tu, porque esta entrada estaba destinada s610 a ti. Ahora me
voy y la cierro~~~~.
Joseph K. malinterpreta el relato, ya que se identifica con el hombre del
campo y piensa que éste ha sido engafiado por el guardián. El sacerdote, como
Tiresias, en Edipo rey de Sófocles, le responde reinterpretando la figura del
guardián como el perfecto@ncionario cumplidor de su deber, ccamante de la
exactitud y estricto observador de sus funciones)), ccconsciente de la importancia
de su servicion, que cctiene respeto por sus superiores)), ccno es charlatan)),
ccno es sobornable)), ccno se deja ablandar ni atiende a súplicas)), incluso
ccparece una persona amable)). ¿No es este el modelo de burócrata weberiano?
245E. l final del párrafo, como más adelante pone de manifiesto cuasinietscheanamente
el sacerdote: ((No, no hay que creer que todo sea verdad,
hay que creer que todo es necesario)), dentro de un tiempo destinalinexorable
que se escapa al que busca la verdad de la burocracia, el sentido no es verdadero,
ni falso, sencillamente es la coimplicación de ambos momentos, de
forma dramática y dolorosa. Ya se deja entrever aqui ccla otra voz)), la que habla
desde la perspectiva de 10s clientes y miembros de la burocracia, ccsu peculiaridad
específica, tan bienvenida para el capitalismo, la desarrolla en tanto
mayor grado cuanto más se "deshumaniza", cuanto más completamente alcanza
las peculiaridades específicas que le son contadas como virtudes: La eliminación
del amor, del odio, y de todos 10s elementos sensibles personales, de
todos 10s elementos irracionales que se retraen al cálcu10))~W~e~b.e r analiza la
objetualización de las relaciones sociales (Vergegenstandigung) que se produce
en las organizaciones, bajo el prisma de su despersonalización, vuelve a usar la
imagen de la máquina que trabaja racionalmente (pero sin sentido): ((Una
máquina inerte es espiritu coagulado. Y s610 el ser10 le da el poder de forzar a
10s individuos a servirla y de determinar el curso cotidiano de sus vidas de
trabajo, de modo tan determinante como es el caso en la fábrica. Es asimismo
espiritu coagulado aquella máquina viva que representa a la organización buro-
Cuando pasamos de la administración de las cosas a la administración
de las personas248, a través del funcionario, de ese Fachmensch ohne
Geist, la burocracia deviene una ((jaula para una nueva servidumbre* (Gehause
fir eine neuen ~ori~keiWt)e~be~r ~de.te cta que la ética universalista religiosa
de la hermandad choca con las formas de racionalidad económica y administrativa,
en las que la economia y el Estado son objetivados en un cosmos afia-
244. F. KAFKAE, lproceso, Madrid, 1975, 219-20.
245. J. Ma GONZÁLEZop, . cit., 177.
246. M. WEBERE,c onomia y sociedad México, 1978,732.
247. M. WEBERO, P.c it., 1074.
248. W. SCHLUCHTERsRp,e kte Burokratixher Herrschajt, FrankfÜrtlM, 1972,236-301. En oposici6n
a Engels que pensaba que la evoluci6n social conducia de forma ((natural)a) la sadministraci6n
de las cosas)).
249. M. WEBERE,s critospoliticos, México, 1982, vol. 2, 396; ver también A. MITZMANL,a
jaula de hierro, Madrid, 1976, 153-65.
Dinámicas de estructuración en las sociedades modernas Papers 50, 1996 79
ternal250. El mundo de la vida y sus patrones simbólicos de significado colisionan
con 10s imperativos~ncionalesd e creación de riqueza en un dominio
social éticamente neutralizado.
Jürgen Habermas diferencia entre ccmundo de la vidar y ccsistema~~5Ll.o s
actos de comprensión intersubjetiva entre dos y más personas no son mero
entrecruzamiento de subjetividades aisladas, sino que presuponen un tejado,
un horizonte, un contexto común dividido en autocomprensiones culturaimente
representadas. A estos umbraies de plausibilidad dihsos y latentes,
Husserl y S~hütlzes ~ha~n ~da do el nombre de ccmundos de la vidan. Según
sus fundamentos fenomenológicos el ccmundo de la vida)) es el respectivo
conjunto oculto de realidades diarias dadas aproblemáticamente, que al
mismo tiempo procura la conexión constitutiva de cada orientación hacia sí
mismo, hacia la cosa y hacia el mundo social. Remite a un contexto-juntura
simbólico con inequívocas dimensiones espacio-temporales que garantizan
que cada sujeto sea, no un sujeto-mónada cerrado y solipsista, sino
miembro de un mundo social. Es la ccconciencia colectivas, la ccmemoria
colectivan que proporciona 10s esquemas de coexistencia de la vida
10s criterios de la representación sirnbólica, las estructuras normativas, las
producciones artísticas, 10s mitos, la religión, etc. El mundo de la vida se
manifiesta como un apriori social inscrit0 en la intersubjetividad de un
acervo de conocimiento socialmente disponible para to do^^^^. Las situaciones
sociales cambian en el espacio y en el tiempo, 10s contenidos de la
conciencia social cambian, pero 10s limites del mundo de la vida no pueden
tra~cenderseE~n~ ~las. reinterpretaciones hermenéuticas, el ccmundo de
la vida)) es concebido como conjunto de patterns de significado y de sentido
culturalmenre transmitidos y lingüísticamente ~r~anizadoHsa~be~r~m.a s,
no obstante, detecta un ccreduccionismo culturalista)) en la sinnverstehende
Soziologie (de la que forman parte Gadamer, Castoriadis y Winch), puesto
250. M. WEBERF, rom Mm Weber, H. GERTHC, . Vd! MILLS(, eds.), Nueva York, 1958, 332-
3.
251. J. HABERMATSe,o ria, ..., Madrid, 1987, vol. 2, 161-281, en términos semejantes a
Habermas, A. Giddens tambikn distingue entre integración sistémica e integración social
en The Constitution of Society, Berkeley, 1984, 25-8; Central Problems in Social Theory,
Londres, 1979,76 s.
252. A. SCH~TTZh, . LUCKMANLNm, estructura del munh de la u& Buenos Aires, 1977 (traducción
de Smkturen der Lebenswelc FrankfurtIM, 1979, vol. 1); Smkturen der Lebenswelt,
FrankfurtIM, 1984, vol. 2.
253. C. CASTORIADLISa , institzrcidn imaginaria de la sociedad Barcelona, 1989, vol. 2, 24-35;
P. L. BERGERT,h . LUCKMANNLa, construccidn social de la realidud, Buenos Aires, 1968;
H. GARFINKESLtt,l dies in Ethnometodolgy, Nueva York, 1967, 1-35; A. CICOURELC,o gnitive
Sociology, Nueva York, 1974.
254. A. SCHUTZT, h. LUCKMANNL,a estructura, ..., 1977, 25-35.
255. A. SCHUTZT, h LUCKMANoNp, . cit., 53-109.
256. H. G. GADAMER((,H ermeneuticsa nd Social Sciences en Cultural Hermeneutics, no 4,
vol. 2, i? RICOEURa,T he Model Text: The Meaningful Text Considered as Interpretation))
en Social Research, no 3, vol. 38.
80 Papers 50, 1996 Josetxo Beriain
que no s610 la cultura (patterns of meaning), sino también 10s Órdenes institucionales
y las estructuras de la personalidad son componentes básicos
del mundo de la vida257, así, siguiendo categorias sociológicas parsonianas,
divide el mundo de la vida en cultura, sociedad y personalidad. La cultura
es el acervo de saber en que 10s participantes en la comunicación se abastecen
de interpretaciones para entenderse sobre algo en el mundo. La sociedad
abarca 10s ordenamientos legítimos a través de 10s cuales 10s participantes
en la interacción regulan sus pertenencias a diferentes grupos sociales, asegurando
con el10 la solidaridad. Lapersonalidad comprende las competencias
que convierten a un sujeto en capaz de lenguaje y de acción, esto es, 10
capacitan para tomar parte en procesos de entendimiento y para afirmar en
ellos su propia identidad.
Paralelamente a 10s plexos de acción desplegados dentro del mundo de la
vida, desde la perspectiva del sistema, la modernidad capitalista tiene que
hacer frente a un doble movimiento histórico-social complicado: Las redes
de acciones de intercambio, delimitadas localmente, tienden a expandirse, 10s
limites del Estado nación son sobrepasados por la acción del sistema de mercado.
Esto es posibilitado por la institucionalización de una libertad estatalmente
garantizada de propiedad, de empresa y de contrato. De forma semejante
a un imán que pone orden en un conjunt0 de virutas de hierro esparcidas al
azar, asi orientaron las lógicas del mercado y la administración del Estado las
necesidades de expansión de 10s mundos de la vida tradicionales de la época
feudal. El trabajo se desprende de sus frenos estamentales, la producción y
distribución de bienes son desprendidas de las normas vinculadas a fuerzas
extraeconómicas y transferidas a la autoridad anónima del mercado. Los
medios ~dinero)y) ccpoder)) consiguen imponerse como mecanismos evolutivos
de estabilización en una sociedad en proceso de diferenciación creciente.
La persona individual es ccincluidan en las nuevas funciones sociales
desplegadas por 10s sistemas emergentes. En el campo magnético del capitalismo,
la persona es ccabstractificadas como trabajador, sujeto de derechos y
ciudadano, y esto es dictado or la racionalidad formal de la modernidad
capitalista. El medio npoder))2g seíiala 10s resultados del orden integante del
aparato politico-administrativo, el medio cdinero~~se5fi~al a 10s resultados de
coordinación del estimulo monetario. c(Dinero))y ((poder))s on lenguajes especializados
diferenciados, gracias a 10s cuales infinidad de transacciones pueden
ser realizadas sin pérdida de tiempo y sin las fricciones del lenguaje
ordinari0 y de la comunicación saturada de tradiciones particulares. Dinero
y poder incorporados institucionalmente, en la forma de mercado y Estado,
en la sociedad burguesa son fenómenos interrelacionados complementarios.
El Estado organiza las condiciones de existencia capitalista y 10s rendimientos
públicos, que por sí mismos no pueden ser organizados en la forma de mer-
257. J. HABERMATSe,o rla, ..., vol. 2, 196 s.
258. J. HABERMAOSP, .c it., 377 s.
259. J. HABERMAoSp,. cit., 383 s.
Dinimicas de estructuración en las sociedades modernas Papers 50, 1996 81
cado. Pero, es la recaudación fiscal, el incremento de 10s impuestos de las
empresas privadas 10 que da al Estado su fundamento institucional. Por 10
demás es dependiente de la dinámica del mercado. El Estado y el mercado
son 10s portadores fundamentales de imperativos sistémicos. Habermas contradice
a la ortodoxia marxista que partia de la fuerza integradora de la ley
del valor, y consideraba que 10s fenómenos de alienación y dominación podian
explicarse s610 en la relación entre trabajo asalariado y capital. Habermas
extiende el foc0 creador de alienación a 10s altamente burocratizados estados
de bienestar. Delfactum histórico de una sociedad integrada sistémicarnente se
puede hablar desde el momento en que se produce un despliegue total del
mercado capitalista de bienes, trabajo y capital, asi como el despliegue relacionado
de una burocracia interventora altamente compleja, tanto socioestatalmente
como politico-administrativamente. Y esto viene sucediendo con
algunas variaciones a partir de 10s afios veinte y treinta del presente siglo.
Habermas coincide con Weber en su diagnóstico de la crisis del capitalismo
desarrollado. A finales del si 10 XIX y comienzos del siglo xx, se produce para
Weber un desacoplamiento28 3 entre las bases culturales (ético-religiosas) que
sustentaban las prácticas económicas y burocráticas de la modernidad capitalista
originaria. Desde entonces el capitalismo ((funciona))c on arreglo a principio~
m ecánico-instrumentales. Sin aludir al fermento de la ccética protestante)),
como catalizador simbólico de la vida social, Habermas apunta que el ccmundo
de la vida* ya no proporciona las orientaciones básicas de conducta que sustentan
las prácticas económicas y politicas. Más bien son éstas las que, a través
de recompensas económicas (recordemos la expresi6n:cccon dinero se puede
conseguir todm, todo se puede carnbiar, comprarlvender por dinero, éste es un
gran ccsubstituto técnico de Dies,, sobre todo en su dimensión diabólica) y
de dominación política, mantienen una reserva de motivos básicos en 10s portadores
sociales: individuos aislados, clases, estratos, sindicatos, grupos de presión,
etc., como garantia ideológica de reproducción del sistema. El ccespiritu
capitalista)) es hoy ccespiritu coaguladon, máquina de producción y dominación.
Resumiendo, podemos decir que: 1. Las sociedades tradicionales, garantizaban
su reproducción, su identidad, a través de unos rendimientos que
aseguraban su existencia vinculados al marco del mundo de la vida cultural.
2. En la transición a las sociedades modernas, cuyo proceso de surgimiento
se ubica históricamente en el periodo que va de la reforma protestante a la
industrialización, se desarrollan como he descrit0 arriba estructuras sistémicas
que tienden hacia &era del mundo de la vida. 3. Pero, es en la modernidad
tardia, cuando la ccracionalización sistémica)) entra en un conflicto abierto con
el ccmundo de la vida)), en la forma de una cccolonización)) del mundo de la
vida por el sistema261.
260. M. WEBERE,n sayos, ..., Madrid, 1983, vol. 1, 165-6.
261. Sobre este aspecto no me extiendo mis aquí porque 10 abordo mk detenidarnente en el
capitulo 5 de mi texto: La integración en Las sociedades modernas, Barcelona, 1996.
82 Paoers 50. 1996 Tosetxo Beriain
6. Sistemalentorno: la diferenciación como creatividad social paradójica
La descripción dominante de las sociedades modernas avanzadas se realiza en
torno a la diferenciación funcional como principio de estructuración social.
N. Luhmann despliega su cccaja de herramientas)) teóricas para el anáíisis sociológico
con arreglo al esquematismo diferencial, sistemalentorno. La sociedad
aparece según este criteri0 como {cunitas multiplem (I). No obstante, cabe una
descripción compensatoria de las sociedades modernas avanzadas, tambidn
desde el enfoque luhmaniano, si tomamos en consideración las consecuencias
no pretendidas del proceso de diferenciación social, es decir, si el punto de
partida es el entorno de 10s sistemas, la sociedad considerado como el sistema
más omniabarcante de las comunicaciones posibles, y el entorno natural que es
considerado como externalidad no-social. El riesgo, la contingencia, la ccseguridad
ontológica)) y la ccangustia)) (Angst) constituyen 10s substitutos no funcionales
de una concepción holista de la sociedad (11).

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